Juana, la mujer de Manuel, también sufrió las consecuencias de la persecución contra su marido. En varias ocasiones estuvo presa y fue torturada en el calabozo de Marmolejo para que confesase la ubicación de su marido, con quien mantenía contacto a lo largo del tiempo en el que éste estuvo en la sierra. Una de las consecuencias de estas torturas fue el disparo de un Guardia Civil en el vientre mientras se encontraba detenida. Juana tuvo que vivir con restos de metralla durante muchos años y finalmente ser operada a vida o muerte en Jaén, en el hospital San Juan de Dios de la Beneficencia.