Francisca Bravo | 27/10/2018
- Tres mujeres y años de investigación para conocer la vida de sus abuelos y bisabuelos, asesinados en los años de la posguerra.
- Los testimonios forman parte de ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’, el resultado de la investigación del proyecto Mapas de Memoria para identificar a todos los represaliados del franquismo de Ciudad Real.
- “Mi abuela fue la que me llevó a investigar. Ella tenía la ilusión de haber recuperado el cuerpo de su padre y tuvo la pena de no haber sabido dónde estaba enterrado”
“Encuentro de dos generaciones de una misma familia que comparten una tragedia común: un relato de silencio de la violencia política en España hacia los vencidos y de sus daños colaterales”. Esta es la historia de Montse y Elena, dos primas que se pudieron conocer gracias a la búsqueda de sus familiares perdidos. Pero también es el relato de Almudena, que no cesó en la búsqueda de su bisabuelo hasta poder encontrarlo y también es la historia de Esperanza que, como indica su nombre, nunca dejó de creer y de esperanzar.
“He oído a mi abuela contar tantas veces la historia de su padre que a ratos me parecía hasta haberla vivido, tan intensa y con tantos detalles que le reabrían esa herida que jamás llegó a cerrar”, escribió Almudena en ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’, el libro del proyecto Mapas de Memoria en el que se cuenta la historia de centenares de víctimas del franquismo de la provincia de Ciudad Real, también gracias a la ayuda en la financiación de la Diputación de Ciudad Real. El objetivo del proyecto: conocer el número de represaliados en la provincia, contando su historia, ideología política, familia.
Pero no sólo se trata de datos: también se podrá leer relatos que intentan profundizar en la vida de quienes aparece en los listados, de la mano de los investigadores del proyecto, investigadores de la zona, profesores de la Universidad y los familiares. “Lo interesante es la relación entre investigadores y familiares”, explica Jorge Moreno, uno de los coordinadores, que explica que el trabajo de campo del proyecto ha estado ligado directamente con las familias. “Nuestra idea es conectar a las familias por primera vez, la unión de quienes han sufrido la represión franquista”.
Almudena y su bisabuelo Estanislao
Almudena Robles cuenta cómo toda su vida había oído la historia de su bisabuelo, Estanislao Gallego. Fue su abuela la que le contó cómo murió en la cárcel, pero su hermano, también encarcelado, logró sobrevivir a la represión. “Son historias de las que oyes en casa y me las sabía de memoria”. Fue su abuela la que la llevó a pasar por todos los centros de investigación posibles para conocer en profundidad la historia de Estanislao, desde Salamanca hasta Alcalá de Henares, pasando por los archivos municipales de Villahermosa. “Mi abuelo fue uno de los fundadores del partido socialista aquí, así que pudimos encontrar mucha información”, explica Almudena, donde también fue concejal y estuvo afiliado a UGT.
Su abuela no sabía mucho de la historia de su padre, relata Almudena, porque “mi bisabuelo intentaba protegerla. Nunca comentó que fue fundador del partido, porque quería que estuviera a salvo, especialmente cuando estalló la guerra y la represión se volvió más grave. Los señalaron desde el primer día”. Fue un hombre “muy avanzado para su tiempo” y se preocupó de que sus hijas aprendiesen a leer y escribir “para que no estuviesen sólo en casa, sino que fuesen alguien”.
Sin embargo, todavía no saben dónde está enterrado el bisabuelo, a pesar de todo el trabajo. “Mi abuela fue la que me llevó a investigar. Ella tenía la ilusión de haber recuperado el cuerpo de su padre y tuvo la pena de no haber sabido dónde estaba enterrado”, explica Almudena. “Escribir la historia de mi bisabuelo fue como conocerlo más y por momentos era casi como conocerlo. Luego vino la desilusión de no poder llevárselo a mi abuela, pero tuve esta ilusión durante mucho tiempo. Y es que su único pecado fue ser concejal y estar afiliado a la UGT”, concluye.
Montserrat, su abuelo Valentín y su tío Emeterio
“Durante muchos años tuve la inquietud de conocer la historia de mi abuelo, fusilado al acabar la guerra”, explica Montserrat Pineño. Su abuelo fue Valentín Pineño. Su padre murió muy joven y no pudo contarle grandes historias. Pero en los últimos quince años se ha dedicado a encontrar información. De internet llegó a los listados de víctima de la Guerra Civil, al Archivo Histórico Provincial y al expediente de prisiones. Encontró a su abuelo y también a su tío abuelo, Emeterio, ejecutado en el ’43. También averiguó que su tío tuvo hijos. “Se me partió el corazón. Yo no sabía que él tenía hijos”.
Su prima segunda Elena, a la que todavía no conoce, tenía la misma inquietud de Montserrat. Y así fue como la búsqueda de sus familiares víctimas de la represión las llevó a entrar en contacto, a primas hasta entonces desconocidas, y que viven muy lejos de Carrión de Calatrava donde murieron sus familiares. El relato que comparten en ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’ está escrito desde una inquietud común de dos familias separadas. “Para nosotros es muy significativo querer rescatar del olvido y devolver a la memoria colectiva a estas personas que han estado invisibilizadas. Es hacer un homenaje a las personas asesinadas, pero también a las familias fragmentadas que tuvieron que irse del pueblo”, explica Montserrat.
Emeterio era el hijo menor de la familia, y tuvo que “salir corriendo” hasta el País Vasco, y luego se establece en Barcelona.”Para mí existe la necesidad de dar nombre y memoria a las personas que fueron asesinadas y a las que también han sufrido la represión, años después”, cuenta Montserrat. Además, habla de la perspectiva de género: “pensemos en las abuelas que se quedaron solas, sin derecho a nada, que fueron castigadas, señalizadas y ridiculizadas”. A pesar de todo el esfuerzo de investigación que ha hecho, Montserrat todavía no sabe dónde está enterrado su abuelo.
Esperanza y su abuelo Gaspar
“Desde que era pequeña, mi madre nos contaba lo que le pasó a mi abuelo, fusilado cuando ella tenía tres años. También del sufrimiento y que tuvieron que ponerse a trabajar desde muy pequeños porque no tenían para cubrir sus necesidades básicas. Mi abuela se quedó viuda, con cinco hijos pequeños y tuvo una vida muy dura, de mucha lucha. Fueron ellas las que nos transmitieron toda la historia”, explica Esperanza Martín-Albo. Fueron las cartas de su abuelo, Gaspar Delgado, las que le permitieron comenzar a investigar su vida.
Así, logra llegar al juicio sumarísimo al que fue sometido Gaspar. “En sus cartas él siempre decía que era inocente y que no era culpable de las acusación que le hacían”. “Yo quería ver sus declaraciones. Sabíamos que sufrió palizas en la cárcel, porque mi abuela conservaba sus camisas con sangre y quería saber cuál fue su punto de vista”. En las declaraciones de su juicio, su abuelo mantenía que no era culpable: se le acusaba de haber quemado iglesias y de haber incautado bienes en ellas. Fue miembro de UGT, del comité de defensa de la República y vocal de la filial de Trabajadores de la Tierra y “por eso se le acusa hasta por una serie de asesinatos”.
“Sin mi abuela y mi madre, no hubiera tenido la información suficiente para volcarme en saber más de mi abuelo, en conocerle más. Tengo muchos sentimientos encontrados, porque sentimos orgullo, él quería justicia social y el bien de todos los trabajadores. Pero también mucha rabia y frustración”, relata Esperanza. En este sentido, asegura que investigar y escribir cerca de él ha sido una de las experiencias “más gratificantes” que ha tenido. Su familia ha estado con ella “al pie del cañón” y de hecho, serán nueve personas las que se muevan de Madrid hasta Ciudad Real a la presentación del libro.
Esperanza logró conseguir el documento de declaración de reparación y reconocimiento personal. “En él dice que mi abuelo sufrió persecución por razones políticas. Puede ser que no tenga mucho valor, que sea simbólico, pero para nosotros significa mucho”, concluye Esperanza. ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’ se presentará en el paraninfo Luis Arroyo de la UCLM (Ronda de Toledo, s/n, Ciudad Real) el día 3 de noviembre a las 18.00 horas y la invitación está abierta para toda la ciudadanía.
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