Almadén
- Lugar: cementerio municipal
- Geolocalización: 38.785257, -4.827928
- Víctimas: 67 personas Más información
- Estado: Sin intervenir
- Historia:
El cementerio de Almadén mantiene diferentes fosas diseminadas en distintas partes del mismo que contienen 67 cuerpos. La primera de las fosas fue abierta el 18 de mayo de 1939 con el enterramiento de dos fusilados: Florencio Rodrigo y Bonifacio Velázquez. Días después la fosa también contendrá los restos de Vicente Vigara, fusilado en las tapias del cementerio.
Casi al mismo tiempo los militares franquistas, el 26 de abril de 1939, dictaban sentencia contra uno de los líderes políticos que tuvo un especial protagonismo en la zona: Manuel Meca. El primero de agosto de 1939 se hacía efectiva esa condena con el fusilamiento de Manuel Meca junto a otros siete vecinos de Almadén, siendo sus cuerpos enterrados en el cementerio.
En el libro del cementerio de Almadén no se señala ninguno de los ocho nombres enterrados ese día, sin embargo queda inscrito lo siguiente: «Ejecución sumarísima de 8 hombres. 4° patio de adultos, fila 5a, número 1150, sepultura 18»22 . Lo mismo ocurre unos días después cuando el régimen fusila a otra persona, cuya identidad todavía se desconoce. El 13 de noviembre de 1939 es enterrado en el cementerio Alejandro Tobaja Valentín, el último fusilado de ese año. En 1940, le siguen los cuerpos de las personas represaliadas de manera masiva. Con los términos «afusilados», «ejecución de sentencia», «en la cárcel», «preso» o incluso «del campo», registraban en el libro del cementerio el carácter particular de las personas que estaban siendo enterradas en la fosa de Almadén. Este es el caso de Feliciano Ramírez Alcobendas, vecino de Puebla de Don Rodrigo, y asesinado «en el campo» el primero de noviembre de 1940.
Después de tener que reconocer el cuerpo de su marido, fueron muchas las veces que la esposa de Victorio y madre de Feliciano iría también al cementerio de Almadén a preguntar por su hijo, sin embargo nunca recibió respuesta. Estas negativas formaban parte de la desorientación como método represivo del régimen franquista
contra las familias de los represaliados. No se trataba sólo de que los cuerpos no encontraran descanso al ser enterrados sin ningún tipo de ritual funerario, también se buscaba imponer la misma práctica ejercida contra “el descanso” de los familiares de las víctimas, quienes se pasaban la vida preguntándose dónde estarían los restos de sus seres queridos. Lo único que supo la madre de Feliciano es que su hijo había sido asesinado y enterrado «en el campo». El registro del libro del cementerio señala precisamente que el cuerpo de Feliciano proviene «del campo», pero de allí fue enterrado en una fosa, concretamente en el 5° Patio de adultos, fila 5a, n° 1476, sepultura 28. A este registro acompañaban las letras «AF», que tras la investigación hemos podido confirmar que se tratan de la abreviatura de la palabra “afusilado”.
La familia de Feliciano, como recordaba Faustina, no ha cejado en su empeño de buscar su cuerpo para «darle una sepultura digna». El 3 de agosto de 2020, tras una ardua investigación, fue cotejado el lugar señalado en el libro de enterramiento donde el cuerpo de Feliciano fue enterrado, con su ubicación en el interior del cementerio de Almadén. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica inició la exhumación de la fosa ese mismo día encontrando un cuerpo en el lugar señalado que, a la espera del análisis antropológico, probablemente corresponda con el de Feliciano Ramírez.
Tras el asesinato de Feliciano y a lo largo de ese mismo año de 1940 matarían a diez personas más: cinco fusilados y cinco muertos en prisión.
A partir de 1941 el número de fusilamientos se reduce, aumentando sin embargo los cuerpos que van enterrándose en el cementerio cuya procedencia era la prisión de Almadén. Y es que, entre enero de 1941 y enero de 1942, un total de 27 personas serían víctimas mortales de la represión carcelaria. Además de éstos se entierra en el cementerio el cuerpo de un desconocido abatido en la sierra. Al mes siguiente, el 25 de febrero de 1942, son enterrados los cuerpos de Manuel Donoso Prieto y Félix Tena Gómez ambos fusilados el mismo día. Manuel Donoso era también un huido de la sierra que después de un tiempo sobreviviendo en el campo terminaría entregándose.
A lo largo de 1943 en el cementerio de Almadén fueron enterradas cuatro personas más, víctimas de la represión: tres procedentes de prisión y otro guerrillero antifranquista abatido en la sierra.
En 1947 se registran los últimos cuerpos enterrados en Almadén, todos ellos víctimas de la represión efectuada contra los miembros de la guerrilla antifranquista. Se trataba de los cuerpos de dos nombrados guerrilleros: Elías Mata, conocido como “Mera” y el que fuere jefe de la segunda Agrupación Guerrillera, Norberto Jiménez Castillejos, conocido como “Teniente Veneno”. Cuando abatieron a ambos guerrilleros también fueron detenidos sus dos compañeros “Timochenko” y García Peco, este último sería fusilado en 1949. Según consta en el libro del cementerio, estarían enterrados en 5° Patio de adultos, fila 4a, n°33 y n° 35 respectivamente. Cabeza del Buey (Badajoz) en un caso, y Santa Eufemia (Córdoba) en el otro, son las vecindades de estas dos víctimas. De las 67 personas que contiene la fosa de Almadén, 25 son vecinos de otras provincias, siendo Badajoz la que tiene el mayor porcentaje.
En los años ochenta, la agrupación local del Partido Socialista construyó, como en otros pueblos, un lugar en el cementerio en homenaje a las personas represaliadas. Se trata de una tumba sin cuerpos donde se señala los nombres de 13 fusilados en Almadén. Encabezado bajo la frase «Muertos por la libertad 1936-1978», el primero de ellos sería Manuel Meca López. Por esa misma razón la familia de Meca construiría su tumba familiar cerca de donde la agrupación local había construido este homenaje.
Los diferentes enterramientos en la fosa de Almadén se encuentran en su mayoría entre los patios 1o, 2o, 4o, 5o y 6o, permaneciendo menos alterados los enterramientos situados a partir del patio 4o. Esto abre la posibilidad de intervenir determinadas fosas localizadas en estas ubicaciones. La dificultad estriba en aunar de manera certera las indicaciones que aparecen en el libro de enterramiento con la actual organización del cementerio ya que, con el paso de los años, muchas de las fosas han sido ocupadas por nuevos enterramientos. Después de cotejar la numeración que ubica cada sepultura en el libro de enterramiento con la actual disposición del cementerio así como de un análisis pormenorizado de ambos espacios, hemos podido evidenciar que al menos 34 enterramientos en fosas durante la posguerra no han sido intervenidos con posterioridad.
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