El mapa que pone nombre a todos los represaliados durante el franquismo en Ciudad Real
Francisca Bravo | 23/09/2017
- A finales de 2017, el Centro Internacional de Memoria y Derechos Humanos de la UNED completará un registro completo de las fosas comunes de la provincia
- Ha incluido la consulta de variados archivos, tanto a nivel provincial como nacional y entrevistas a las familias de los afectados
- En el proyecto se incluye también la posibilidad futura de posibles intervenciones, como exhumaciones de las fosas
Mapas de Memoria es como el equipo de investigación del Centro Internacional de Memoria y Derechos Humanos de la UNED ha decidido bautizar el proyecto que lleva en marcha desde 2009, y que ha sido rescatado este año gracias a la intervención de la Diputación provincial ciudadrealeña. Ha supuesto cerca de una década de trabajo para los investigadores, principalmente antropólogos, que se propuso dar nombre a cada uno de los represaliados por el franquismo de la provincia. El número de personas identificadas ronda los 3.700, si bien se concretará en noviembre.
Julián López García, director del proyecto, explica que será a finales de diciembre (o “como mucho la primera semana de enero”) cuando se podrá contar con el listado, uno de los primeros objetivos que se ha planteado el proyecto, para lo que están llevando a cabo un “intenso” trabajo de campo durante todo el verano. Fue en 2009 cuando el departamento de Antropología de la UNED se planteó el proyecto ‘Todos los nombres de la represión’ de la posguerra, que estuvo financiado por el Ministerio de la Presidencia dentro del plan de ayudas de la ley de Memoria Histórica. “La financiación se cortó de forma abrupta”, explica García.
El proyecto se mantuvo pero, “evidentemente”, con mucha menos intensidad dentro del departamento de Antropología. Así fue a lo largo de seis años, cuando se debió interrumpir el trabajo de campo y de archivo, ya que no se podía mantener una presencia constante en ellos. “Fue gracias a la sensibilidad del presidente de la Diputación, que quiso conocer y dignificar la presencia olvidada de los represaliados que empezamos el dialogo para retomar el proyecto”. En el Centro de Investigación también participa la Universidad de Barcelona, de Minesotta y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Futuras intervenciones de fosas
No sólo se trata, puntualiza, de conocer los nombres de los muertos, sino de conocer su situación, descubrir las fosas, saber qué tipo de fosas son y si se puede llevar a cabo algún tipo de intervención en ellas. Es por ello, que en el proyecto se incluye también la posibilidad de futura intervención en las mismas en los próximos años. “Quizás sea posible la exhumación de algunos cuerpos, pero en muchas no será posible debido a la renovación de huesos en los últimos años. De todos modos, se podrá crear un sistema unificado de señalamiento y de dedicación de las distintas fosas”, afirma Julián.
El proyecto cuenta por ahora con una página web, que se presentará oficialmente a fines de este año, y una página de Facebook, a través de la cual reciben peticiones de los familiares de los desaparecidos. “En estos deseos lo que vemos es querer tener algo de su familiar, un nombre, un lugar donde poder llevar flores y también otros que buscan hacer algo más, como trasladar los huesos”, explica. Las familias que llevan décadas esperando buscan, señala, tener algún tipo de documento, o por lo menos un nombre en un cementerio que simbolice la fosa común donde están sus parientes.
Las posibles exhumaciones e identificaciones forenses entrarían en la segunda fase del proyecto, que comenzará a mediados del 2018 o a principios de 2019. “Algunos familiares cogieron pico y pala en la vuelta de la democracia, y buscaron cuando la memoria todavía no parecía tan lejana”, explica el antropólogo. En algunas décadas anteriores, como en la de los 50′, también hubo traslado de los osarios, por lo que será “difícil” recuperar restos, pero sí se podrán señalar y nominalizar, apunta. “Se han llevado indiscriminadamente huesos, y por eso habrá labor de peritaje una vez concluido el mapa”.
Labor que también es terapéutica
El trabajo de campo para cumplir estos objetivos ha sido “fundamental”, como se corresponde con la labor de la antropología. Las listas de represaliados han sido contrastadas en archivos históricos, como el de Defensa de Madrid, con la que se elaboraron tablas de las familias. Sin embargo, se llevaron a cabo también entrevistas cara a cara que resultaron esenciales para cumplir otro tipo de función, que llegó incluso a ser terapéutica para las familias. Además, las personas han ayudado a conocer los nombres de muertos que no están registrados, como en el caso de los “cunetados” que fueron asesinados por los “más exaltados”. “De ellos sólo podemos conocer su existencia a través de testimonios familiares o de amigos”, explica Julián.
“Muchos de los familiares, en especial hijos o incluso alguna hermana o hermano de muy avanzada edad, nos han insistido en que pensaban que iban a morir sin tener ni siquiera la constancia de algún tipo de preocupación. A veces tenemos la sensación de llegar a casas en las que nos llevan esperando unos 80 años”, relata el investigador. Se trata de historias que “merecen ser contadas y que no lo han sido”, duras y dolorosas para las familias, que logran “suavizarse” a lo largo de las entrevistas que se han llevado a cabo durante el proyecto. “Al contarnos las historias vemos que se están liberando de algo del dolor traumático que se ha ido acumulando durante tantos años”.
Recorrer toda la provincia
‘Mapas de la Memoria’ ha ido recorriendo toda la provincia, especialmente los lugares que eran cabecera de partido judicial para “indagar” en los registro. Fue en estos sitios donde se ubicaba un tribunal municipal que impuso los juicios y donde se encuentran las fosas de mayor tamaño. En Ciudad Real capital, por ejemplo, se han contado unos mil fusilados, debido a la instalación de una “macrocárcel” que acogió presos del resto de las cárceles, una vez que se fueron cerrando.
En el resto de la provincia también se encuentran importantes puntos como el de Puertollano, o pueblos más pequeños como Fuencaliente, Villamayor o Almodovar, al igual que otras localidades al oriente, como Alcázar de San Juan. “Hay tres impactos de la represión fuertes en la zona: el de la represión sobre mineros obreros en la zona del sur, contra los jornaleros en el centro y otra parte en contra de los trabajadores ferroviarios en Alcázar. Los jornaleros se vieron afectados por toda la provincia”, explica Julián.
El proyecto se convertirá también en un libro, en el que se podrán ver todos los nombres, además de un centenar de ‘mini-biografías’ de los represaliados “representativos”, en el que se pretende incluir también nombres de mujeres. “Queremos que se conozca el sufrimiento de las mujeres también, que vivieron la represión”, concluye.
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