Marcos Pérez Pena | 29/02/2020
Este sábado se inaugura en el Museo do Pobo Galego la exposición ‘As pequenas cousas’, impulsada por la iniciativa Mapas de Memoria, que podrá verse por primera vez en Galicia en el marco de la 15ª Mostra Internacional de Cinema Etnográfico (MICE). La exposición está compuesta de objetos, documentos, cartas y fotografías de personas perseguidas y represaliadas por el franquismo.
Esta muestra, cuyo núcleo original está formado por doce paneles, incorpora gracias a la coordinación técnica del Museo do Pobo Galego nuevas incorporaciones procedentes de las familias de presos y fusilados gallegos, para lo que cuenta con la colaboración de particulares y de entidades como O Faiado da Memoria y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). La exposición podrá visitarse de forma gratuita hasta el próximo 19 de abril.
“Se trata de elementos cargados de simbolismo y cargados de emoción, porque son objetos que guardan las familias y que pertenecieron a personas asesinadas, exiliadas o deportadas”, destaca Ana Estévez, responsable do DEAC del Museo do Pobo y directora de la MICE. “Son cosas que guardaron porque eran de los pocos objetos físicos que conservaban de ellos y que por lo tanto representan su ausencia y a la vez su memoria, una memoria que estuvo de alguna manera apartada en esas mismas familias, condenadas al silencio, igual que el Estado español estuvo condenado al silencio durante 40 años”, señala, añadiendo que “de a alguna manera ese objeto que guardaban funciona como un catalizador de la memoria que consiguieron guardar de esa persona”
Entre los objetos que componen la exposición están, por ejemplo, unos gemelos de esmalte que pertenecieron a José Rodríguez Silvosa, sastre de Lugo asesinado en el año 1938, extraídos en la exhumación de Castroncelos (Pobra do Brollón). “Sus familiares nos decían que para ellos José Rodríguez Silvosa era ‘el abuelo del que nadie les hablaba, del que no sabían nada’. Sólo sabían que fue sastre, que siempre iba bien vestido y que llevaba gemelos. Así murió, escapando con su traje”, explicaba Carmen García Rodeja (ARMH) al hablar de aquella exhumación.
“En otro tipo de exposiciones sobre la represión o la memoria histórica puedes encontrar documentación que están en archivos, o obras de arte con un gran valor, como ‘A derradeira lección do mestre’. En cambio aquí hablamos de elementos que en principio no tienen un gran valor artístico o económico, pero si un gran valor emocional”, subraya Ana Estévez.
Walter Benjamin escribió que “nadie muere tan pobre como para no dejar algo”. En la exposición hay objetos muy humildes, como unas abarcas, un calzado típico empleado por los jornaleros en los años 30, y encontrados en una exhumación en Ciudad Real, y que revelan la condición de humildad de los fusilados en aquella fosa común.
En la muestra encontramos igualmente una reproducción del retrato que realizó el arquitecto Jordi Tell al artista Mario Granelle en la cárcel de A Coruña, que después Granell empleó como tarjeta postal para enviársela a sus familiares. De hecho, en la exposición encontramos muchos objetos que proceden de las cárceles, y que nos cuentan como era el día a día en las prisiones franquistas: barajas de cartas realizadas con todo tipo de materiales, carta, dibujos…
También es necesario destacar una fotografía de Sandalio Alonso De la Riva, miembro del Partido Socialista y alcalde de Boñar, quien consiguió plaza no Winnipeg para ir tras el amor de Rosina, hija de Elpidio Villaverde, político de Vilagarcía de Arousa, quien conoció unos días antes en Burdeos. El barco Winnipeg fletó a más de 2.000 refugiados españoles a Chile gracias a la ayuda de Rodrigo Soriano (ex-embajador republicano español) y al poeta Pablo Neruda.
En la exposición están así mismo representadas “las Marías” compostelanas, Maruxa y Coralia Fandiño Ricart, a través de dos fotografías, una cajita de polvos de arroz y un lápiz de labios de la época, que forman parte de la colección del Museo do Pobo. “La memoria de las Marías es a la vez íntima y colectiva”, señala Ana Estévez, que lamenta que por la “falta de tiempo” no pueda haber más mujeres representadas en la muestra. “Hay objetos de mujeres que no pudimos conseguir por falta de tiempo, pero que tenemos localizados. Hubo muchas mujeres represaliadas, muchas mujeres madrinas de presos en San Simón… Hay un papel fundamental de las mujeres como guardianas y transmisoras de esta memoria”, destaca.
Como preámbulo a la inauguración de la exposición, tendrá lugar a las 11 de la mañana de este sábado el encuentro y presentación de ‘El duelo revelado’ del antropólogo y comisario de la exposición Jorge Moreno Andrés, que estará acompañado de los familiares que cedieron objetos a través de la ARMH.
El libro realiza un recorrido por la transmisión de la memoria de la Guerra Civil y el franquismo a través de las fotografías guardadas y conservada, poniendo en valor estos documentos antropológicos que permitieron a muchas familias de personas asesinadas, desaparecidas, encarceladas o exiliadas seguir manteniendo su memoria viva frente al empeño del régimen franquista por silenciarlos.