Julia Yébenes | 03/11/2018
Esta tarde se ha presentado el libro ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’ en un abarrotado Paraninfo de la UCLM, un volumen que recoge las investigaciones realizadas durante 10 años por historiadores y antropólogos de la UNED, en un pionero trabajo de campo que ha dado contenido al proyecto ‘Mapas de Memoria’.
Testimonios, recuerdos, fotos y cartas han sido las fuentes que han permitido rescatar la memoria de 4.000 víctimas -50 de ellos niños- de la represión franquista en la provincia de Ciudad Real desde 1939, cuya memoria es homenajeada en ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’, un libro clave para conocer las terribles consecuencias de uno de los capítulos más oscuros de la historia más reciente de España.
El volumen, presentado esta tarde en la capital ante la presencia de cientos de descendientes de los represaliados ciudarrealeños en postguerra, recoge las investigaciones realizadas durante 10 años por historiadores y antropólogos de la UNED, en un pionero trabajo de campo que ha dado contenido al proyecto ‘Mapas de Memoria’.
El acto, celebrado en un abarrotado paraninfo de la UCLM, ha comenzado con un vídeo donde se han reproducido los nombres de todos los desaparecidos bajo las notas de música en directo al piano y flauta, y posteriormente, se han dado a conocer las conclusiones de las indagaciones, así como varios descendientes de víctimas han narrado su triste experiencia.
Una obra necesaria
Julián López, catedrático de Antropología Social de la UNED y coordinador de la obra, ha asegurado que la compilación de los nombres de las víctimas mortales “era necesaria” tanto desde el punto de vista social como académico, con el fin de “saber mil cosas nuevas”. Y, sobre todo, para “llenar de contenido las trayectorias vitales de los vencidos y para componer su identidad”.
La recopilación de los datos, ha sido, según López, una labor “arqueológica y detectivesca”, realizada a través de análisis pormenorizados de los registros civiles y penitenciarios, archivos, memoriales de los cementerios, listas que se cantaban en los pueblos, fichas de los propios partidos políticos y documentación de los juicios sumarísimos que guarda el Ministerio de Defensa.
Pero los 10 años de investigación no han estado exentos de obstáculos, “que han sido muchos” y han dificultado los trabajos, sobre todo por la incompleta información de los libros de defunciones de los registros “inciviles” de los municipios, en los que “ni estaban anotados los asesinatos de abril de 1939, ni se habían apuntado otros, incluso hay inscripciones de 1950 y hasta de 1980”.
“Hubo muchos errores, ha sostenido el también director del Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos (CIEMEDH), que vedaron la identificación de las víctimas”, como la falta de concreción de la vecindad, de los nombres de la esposa o los hijos, y “con confusas y eufemísticas anotaciones de la causa de la muerte”.
Con todo y en base de la triangulación de todas las referencias, obtuvieron más de 50.000 valiosas informaciones, que recoge el libro, a falta de contrastar otros dos centenares de nombres.
Los socialistas fueron los principales violentados, seguidos de los anarquistas, los republicanos y los comunistas, dentro de una “dura e intensa” represión en Ciudad Real, una provincia en la retaguardia, pero con colectivos significadamente opuestos al Franquismo, como los ferroviarios, los campesinos y los jornaleros.
¿Y qué han conseguido? Pues que el número de muertos –fusilados, en las cárceles o en emboscadas en el monte- no era de 1.800, sino del doble, 4.000, además de reconstruir las señas de identidad de las víctimas, con el fin de “‘recivilizarlas’ ante la ‘incivilización’ que hubo en los planes y protocolos de aniquilación”.
López ha destacado las consecuencias negativas de esta persecución para la población ciudarrealeña, con un 7,5% de bajas en el censo, y con la segunda cifra de muertos per cápita más alta, tras Toledo.
El proyecto seguirá, ha comentado el catedrático, en los próximos meses con la elaboración del mapa de fosas, para su señalización y la exhumación de algunas.
Censo de víctimas
Fernando Martínez, el director general de la Memoria Histórica del Gobierno de España, ha reseñado en el acto la “patente” necesidad de elaborar un censo de víctimas en España y ha valorado el libro como un ejemplo a seguir en otros territorios, con el fin de “dar voz a 114.000 víctimas de la postguerra, para que puedan reencontrarse con sus seres queridos”.
Martínez ha destacado los trabajos de los antropólogos e historiadores, por un lado, de los periodistas y cronistas, por otro, y de las propias familias, como fuentes vivas de información. Entre todos, han logrado publicar una obra con “sello universitario”, que pone de manifiesto “la calidad de la enseñanza pública en España”.
De justicia
Por su parte, David Triguero, vicepresidente de la Diputación de Ciudad Real, institución que ha financiado parte de las investigaciones, ha asegurado que las miles de víctimas de Ciudad Real represaliadas en la postguerra merecen este reconocimiento, “por justicia” y por el gran volumen de personas desaparecidas, “igual que en toda Cataluña”.
“Las familias querían hablar para dignificar la memoria de sus familiares, la mayoría sin delitos de sangre, y estaban esperando la aparición de un libro con gran rigor científico”, ha señalado, a la vez que ha valorado la apuesta de la Diputación por resarcir y homenajear la memoria de los represaliados “para que no caigan en el olvido”.
Con el volumen, según Triguero, sus impulsores no pretenden “remover heridas ni abrir un debate del pasado”, sino “que las heridas cicatricen en base a unos datos históricos “con base científica”.
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